Felicidad, igual a “ausencia de dolor” palabras que hacen pensar.¿Quien no ha sentido alguna vez el sufrimiento?. Esa fuerza, destructora, invisible,emocional, ligado al ser, al alma. Se dice que el dolor es inevitable y el sufrimiento opcional.
En cierta medida
esto es así, pero conlleva, una sabiduría implícita para permitir que el
sufrimiento sea opcional.
¿Dolor físico o dolor del alma...? ¿Cuál se soporta mejor...? Imposible describir.
El dolor físico te merma, te aniquila, te anula como persona. Ante el, rendido, se sucumbe a sus exigencias.
Puede llevar a un estado que se desee la muerte, cuando los fármacos que se toman en vez de curar van absorbiendo poco a poco la poca energía que pueda quedar...
¿Y el dolor del alma se puede soportar...? Para este dolor no hay fármacos que
puede curarnos. Te sientes extraña ante un cuerpo que respira salud, sin
embargo tú sabes que te estás apagando como las cenizas de una gran hoguera.
Nada te alegra, los días, los minutos y segundos de tu vida no tienen sentido, solamente deseos de perderte en el infinito...
Quizás, la “felicidad y ser felices” es un estado que día a día tenemos que aprender. En la aceptación de la vida que nos ha tocado vivir.
Ser
feliz se aprende aún en el dolor...
Aunque nos duela el alma, podemos llegar a un estado de paz, aceptando ese sufrimiento.
Aunque nos duela el alma, podemos llegar a un estado de paz, aceptando ese sufrimiento.
Cuando se es consciente de que el sufrimiento forma parte de nuestro vivir, al igual que la noche y el día.
Sabiendo que la felicidad son momentos que vienen y van como las olas de
mar... Disfrutemos de esos momentos que la vida nos regala.
ENTONCES... YO APRENDÍ
Aprendí que
vivir es aprender, que soñar es gratis, que después de la noche
viene el día.
A sonreír aunque
me duela... Que todo en esta vida tiene fecha de caducidad. Que lo que te da la vida también te lo quita.
Aprendí no
esperar nada, lo que venga bien recibido será...
Aprendí no somos imprescindible
Aprendí no somos imprescindible
Aprendí que el
amor siempre es el mismo, cambia de lugar y forma... Vuelve con otro rostro con
nuevas esperanzas y nuevos sueños.
Aprendí que la
vida es un río que fluye, siguiendo su propio curso.
Aprendí a
desaprender para volver aprender de nuevo.
Aprendí que lo
que está arriba puede estar abajo.
Aprendí a
caminar día a día aunque esté cansada...
Aprendí que cada
persona tiene que recorrer su propio camino y yo tengo que recorrer el mío.
Aprendí a esperar aunque no haya retorno.
Y día a día
sigo aprendiendo...
Enca Gálvez