lunes, 30 de octubre de 2017

AL OTRO LADO DE LOS CORRALES...



En esta mañana otoñal, la luminosidad del verano es ya un vago recuerdo. Aun así, dejándome guiar por la suave brisa marinera llena de aromas salobres, a sal y algas marinas, camino y descubro que en este tiempo en la mar, la bajamar también es hermosa... 

       
 
Mientras más la miro, más me seduce y la disfruto, porque me deja explorar libremente, descubrir por mi misma la realidad natural de la vida... Gaviotas pescadoras, rayan el aire con sus graznidos, danza, al compás de las olas del mar, surcando un cielo azul de paisajes y nubes blancas...
                                                                                                                              



Adentrándome en la playa de las tres piedras de este pequeño pueblo pesquero, del litoral gaditano, en ésta mañana otoñal, convirtiéndome en una naturalista aficionada, veo la mar, y descubro, un hermoso paisaje de rocas,que como fieles centinelas la vigila...
Pequeñas lagunas con diminutos pececillos, van y vienen por su cálida agua, los suaves, rayos del sol, les hacen brillar; se contonean armónicamente buscando la corriente del agua, creando en su vaivén destellos de platas...
Y cangrejos, que al sentir mi presencia intenta ocultarse entre cuevas de ostinoras desgastadas; huyen, buscan su intimidad, desean pasar desapercibidos.

    
                                                                                               
Al observarlos de cerca, sintiendo la vida  dentro del agua, mi corazón en ese instante palpita agradecido, al sentir como la vida fluye... Con su mágico soplo todo lo llena, todo lo abarca, sin necesidad de un destino o meta....



Al otro lado de los corrales las olas, en su ida y venida, susurrantes me hablan, de este mar inmenso, donde existen y conviven hermosos peces, compartiendo su espacio con plantas y corales de mil formas diferentes de inolvidable, belleza, seres que al igual que yo saborean y gozan del placer de sentirse vivos, donde no hay dirección ni viento favorable...
Y es aquí donde siento mi mente deshojarse de inútiles e inservibles pensamientos que ensucian mi corazón y mi alma... 




Aquí en esta playa de las tres piedras, en Chipiona en el litoral gaditano, este arte milenario de la pesca hoy en día muchos pescadores de la zona siguen utilizándolos. Los corrales de pesca son trampas gigantes que funcionan con la marea. Son recintos cerrados, hechos con rocas y piedras ostioneras del mar, unidas entre sí en forma de puzle, de forma natural. A lo largo de estas paredes (en la bajamar se ven perfectamente) se encuentran grandes agujeros tapados con una rejilla. En la pleamar los corrales se inundan de peces; sargos, mojarras, lisa, corvina, pulpos, chocos... exquisiteces para deleite de nuestro paladar, que podemos disfrutar cocinado a la plancha en cualquier chiringuito de la zona.
          
  
Los pescadores que estén adscritos al corral, recogen los peces que quedan atrapados en la bajamar, (respetando las especies en veda). Este sistema de pesca antiquísimo, es sin lugar a dudas un gran legado que nos dejaron los fenicios o romanos a su paso por éste litoral.



 

Otros lugareños del lugar también aprovechan este estado de la mar, subido en las piedras de los corrales lanzando sus cañas de pesca a la hora que empieza a subir, deseando capturar algún pez con este paciente y relajante sistema.