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miércoles, 29 de noviembre de 2023

HOY QUIERO HABLARLE A MIS MUERTOS...





Hoy quiero hablarle a mis muertos: A ellos que se marcharon porque es la ley de la vida, y a ti, que aún sin querer, cruzaste la otra orilla,  para nunca más volver...

                                                               
     

 Ante nuestro dolor siempre nos dicen: " hay que seguir viviendo, sal, no te quedes en casa, no te encierres, el tiempo todo lo cura...” Palabras que al oírlas en esos momentos, cuando el dolor nos tiene partida el alma nos resulta incoherentes, incomprensible por el dolor que estamos viviendo... 

¿Realmente, el tiempo lo cura.? ¿Se cura el dolor? No es cierto. Cuando realmente hemos querido y amado a esas personas que compartieron sus vidas con la nuestra, el dolor que sentimos, el que no pudimos ni podemos evitar, poco a poco se va amortiguando, pero, sigue latente en nuestra vida. 

Hay muertes que se esperan, otras nos cogen por sorpresa, (como la tuya). Un 29 de Noviembre del 1996, cuando el débil sol de la mañana quería hacerse un hueco entre nubes cargadas de agua, tus ojos se cerraron a la vida... En plena plenitud, donde tus proyectos e ilusiones, también eran los míos...
Han pasado los años y quiero decirte que nunca tu recuerdo estuvo más vivo en mí que ahora, y este póstumo sufrimiento de no tenerte, me acerca cada día más a ti...

¿Por qué siento tú presencia, vuestra presencia.? ¿Seguís viviendo a través de mí? ¿Me sigues protegiendo, me protegéis como cuando lo hacíais en vida...? 
No se.., a veces deseo sellar mi memoria, de vuestros recuerdos, de tu recuerdo...
Pero para olvidar, tendría también que borrar todos los momentos vividos incluidos los días felices junto a vosotros, junto a ti...
Olvidar  lo que fui y lo que soy ahora. Tendría que volver a nacer de nuevo, comenzar a vivir sin la desfallecida experiencia  de vuestras muertes, de tú muerte. Renunciar a todo lo vivido, después de vuestra partida, de tu partida...

Y aunque el dolor a veces invade mi alma, es demasiado cruel por mi parte, no reconocer que la vida aún sin vuestras presencia, siguió y sigue siendo generosa conmigo; deciros que en esos “momentos placenteros de felicidad” que la vida me sigue ofreciendo, os resucito en mi presente, para que escuchéis esas risas infantiles que las hago vuestras...
Así, van pasando mis días, compartiendo bellos amaneceres, estrellas que brillan, flores que huelen, (estás pequeñas cosas) las sigo disfrutando y las vivo como si fuese mi último día...

En ésta estación de los colores de fuego, y días otoñales  donde los días se acortan, cuando los árboles van  desvistiéndose de sus hojas, una hoja aquí, otra allá, alfombrando con bellos colores de bronce y cobre ciudades, caminos y veredas. 
Casi sin darme cuenta, volveré de nuevo a vivir otro frío invierno, que hará acto de presencia con sus lluvias, levantando vientos que llevarán y traerán nubes cargadas de agua como aquel fatídico día... 

Y en ésta contemplación de la madre naturaleza, me sigue sorprendiendo, que éste corazón  partido, lleno de heridas, tapado con tiritas, sigue latiendo... Sigue latiendo, por los que están... Y por vosotros que tanto amabais  la vida, la seguiré viviendo...