Reconociendo una de mis aficiones preferidas como es montar
en bicicleta, no puedo dejar de sentir tristeza, rabia e indignación ante la
contemplación de este desierto de cemento que se ha convertido la Avda. José
León de Carranza, al igual que otras avenidas de la ciudad.
Al contemplar la barbarie que se está haciendo, las personas que amamos la naturaleza no podemos dejar de sentir
desolación e impotencia, al mirar sin vida los troncos mutilados de estos
hermosos árboles de ésta gran avenida. Creo que mi sentir es igual como lo que siente la mayoría
de los habitantes de mi querida ciudad.
Hoy, necesito y quiero
hablar en defensa de mis amigos los árboles: pensar que nunca más volveré a ver como
poco a poco se van cubriendo sus ramas de hojas verdes, disfrutar de su floración, fragancia y
colorido en primavera. No sentir su sombra en verano... Y al llegar el otoño, no poder contemplar, sus hojas caídas sobre el asfalto alfombrando con bellos colores de oro, fuego y cobre, es ya una realidad y
un triste recuerdo, que me entristece...
A principio del mes de Octubre, un grupo de operarios con
motosierras, talaban despiadadamente hermosos árboles de jacaranda.
Un árbol de jacaranda de 8 a 12 m. de altura, tarda como mínimo cinco años en florecer. Es un árbol resistente a las condiciones urbanas por lo que está indicado en plantaciones de alineación.
Es una de las especies que más CO2
consume unos 1832 Kg por año.
Su madera es muy apreciada por sus tonos crema y rosados, se utiliza en ebanistería y carpintería, empleandose para la fabricación de muebles y para la decoración interior de coches de lujo.
Incomprensible para mí como la mayoría de los ciudadanos me
pregunto: ¿es todo esto un negocio y beneficio para algunos? ¿Es inconsciencia? Si lo que pretendían los responsables de medio ambiente, construyendo
un carril para las bicicletas un bien común. Si era eso lo que buscaban no
deberían olvidar que los árboles además de su belleza, son vida.
Entre los principales beneficios que nos proporcionan a los
seres humanos están: filtrar el agua de las lluvias evitando las inundaciones,
reducir la velocidad del viento y la contaminación del aire, retener el dióxido
de carbono que contamina la atmósfera mitigando así el cambio climático.
Se supone que sabiéndose todo esto, desde que lo aprendimos
en nuestra infancia en la escuela, no se entiende, esta
falta de respeto y de amor hacia
la naturaleza. Por todo ello esta afición de montar en bici que disfruto y me resulta tan placentera, aún
sin querer me hace sentir culpable. Rechazando esta atrocidad, hago un
llamamiento a todos los responsables: que abusan de sus cargos, enmascarados y sin la más mínima
consideración hacia un bien social ejecutan esta barbarie, contra la naturaleza
y el medio ambiente.
En Beijing desvían carreteras o edificios en lugar de cortar un
árbol, han prohibido su tala y los han protegido, si alguna construcción pasa
por el lugar en donde se encuentra un árbol centenario, debe adaptarse a él ya
que cortarlo no es una opción. Estará obligado a esquivarlo.
Imagen de la red
Un ejemplo a seguir...