En ésta calurosa tarde de verano, el jardín se silencia. La madreselva florecida mezclándose con el olor dulzón de la dama de noche junto con las rosas, piden benevolencia, a éste aire abrasador y caliente; suplican ráfagas de frescura húmeda, solo el hibiscus al otro lado del jardín se balancea disfrutando del caliente sol.
Mi memoria fiel a mis recuerdos, en esta tarde de este tórrido y ardoroso, verano me traslada a mis pasos y vivencias, en mi camino de Santiago. Cuando en Andalucía el sol a estas horas de la tarde nos abrasa, allí la frescura de sus bosques me hacia disfrutar de todo lo que me rodeaba.
Vivencias del Camino
Miro y contemplo este hermoso paisaje todo verde, campos de maíz.
higueras y sobre todo manzanos, algunos están al borde del camino, cojo alguna manzana, me la como. “¡Están riquísimas, tienen un sabor y olor tan especial!
A veces en el camino se juntan castaños, eucaliptos, parece un túnel casi en penumbra, lo cual se agradece por el frescor que se respira y se siente; al pasar junto a sus ramas, siento algunas hojas sobre mi cara, tienen el rocío de la mañana.