En ésta calurosa tarde de verano, el jardín se silencia. La madreselva florecida mezclándose con el olor dulzón de la dama de noche junto con las rosas, piden benevolencia, a éste aire abrasador y caliente; suplican ráfagas de frescura húmeda, solo el hibiscus al otro lado del jardín se balancea disfrutando del caliente sol.
Con los ojos semicerrados, en esta embriaguez provocada por este letargo estival, este pequeño espacio de naturaleza trae a mis recuerdos otra naturaleza más fría, más húmeda, diferente.
Sintiendo en mi piel la maravillosa frescura y el aroma de la vegetación húmeda, que se interrumpe al escuchar a lo lejos el cantar de la chicharras...
Dicen: "Quién recuerda vive dos veces". Nuestro recuerdos en nuestra memoria tienen un modo muy particular de manifestarse, comparando nuestro presente con momentos vividos en el pasado.
Cuando lo vivido fue placentero, esos recuerdos se vuelven nítidos y vuelven con la misma intensidad que en los momentos vividos...
Haciéndonos sentir, las sensaciones y emociones que vivimos anteriormente.
Mi memoria fiel a mis recuerdos, en esta tarde de este tórrido y ardoroso, verano me traslada a mis pasos y vivencias, en mi camino de Santiago. Cuando en Andalucía el sol a estas horas de la tarde nos abrasa, allí la frescura de sus bosques me hacia disfrutar de todo lo que me rodeaba.
Vivencias del Camino
Empiezo a entrar en un bosque, lleno de castaños, abedules,
robles, nogales, chopos, avellanos. Voy disfrutando del camino. El buen tiempo me acompaña.
Miro y contemplo este hermoso paisaje todo verde, campos de maíz.
Miro y contemplo este hermoso paisaje todo verde, campos de maíz.
Vacas comiendo y pastando.
Los
colores se entremezclan con el verde en todas sus tonalidades. A la entrada de las aldeas hay muchas hortensias en
toda gama colores aunque predominan las de color malva y azules.
higueras y sobre todo manzanos, algunos están al borde del camino, cojo alguna manzana, me la como. “¡Están riquísimas, tienen un sabor y olor tan especial!
A veces en el camino se juntan castaños, eucaliptos, parece un túnel casi en penumbra, lo cual se agradece por el frescor que se respira y se siente; al pasar junto a sus ramas, siento algunas hojas sobre mi cara, tienen el rocío de la mañana.
Todo es armonía, silencio, paz, olores, quietud...
Solamente se escucha el sonido de mis pisadas y el crujir de las hojas bajo mis
pies.
Mi mente es estos instantes, sin ningún pensamiento que entorpezca este instante. Solamente veo, siento,
percibo, escucho.
Quiero llenarme de este paisaje, guardar dentro de mi todas
estas sensaciones...
Así, es la mente, tiende a ser selectiva, hace recordar, con la misma intensidad en el momento en que sucedió, todas las emociones que sentimos y vivimos, deseando prolongarse durante el mayor tiempo posible, en nuestra memoria y corazón.
Y en ésta ardiente y calurosa tarde estival los recuerdos se intensifican...
!Amig@s buen verano y ser felices!