Hace ya varios años, por una suma de acontecimientos vividos,
cambiaron mi forma de contemplar la vida... fueron años difíciles... Ahora, desde la lejanía que da el tiempo, pero no el olvido, e
intentando fluir con la vida desde mí presente, sigo contemplando la vida
con sus luces, sus sombras y por supuesto colores....
Colores deseosos de salir, de manifestarse, sin miedos, al igual que las semillas a la luz de la
vida...
Quizás por ser sensible a esto, he ido descubriendo cierta facultad latente en mi, que me sigue ayudando, a seguir disfrutando, de la luz, del color, de la armonía... y así mezclando colores, con pinceladas con olor a trementina, voy pintando, llenando de colores, el lienzo de mi vida, de la vida...
Porque se, que para poder desarrollar ciertas facultades, no hay que ser ningún elegido, sino confiar en nosotros mismos, trabajando aquello que traemos al nacer, siendo constante desde la humildad, dejándonos llevar, siempre, hacia donde el corazón nos lleve...
–oráculo del Señor–.
Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros mis planes que vuestros planes.”