lunes, 7 de noviembre de 2022

COMO EL BAMBÚ


                                                                       

                                                                      


                                                                       

En este mes de Noviembre con pasos tardíos hacia el equinoccio otoñal el sol va deshaciéndose lentamente entre las nubes, es mediodía apenas una brisa de aíre otoñal a través de los árboles acaricia mi cara e interrumpe este momento mágico...

Las flores y las hojas antes verdes brillantes, vigorosas caen silenciosamente, melancólicamente baila su último vals al compás del viento que sutilmente las va dejando caer sin resistencia.

Su perfume ya marchito evoca en mi memoria otro perfume que insufla mi mente de naturaleza viva, verde, llena de color y perfumes en el jardín de mi madre y casi sin darme cuenta, me visualizo junto a ella bajo la dama de noche en los largos veranos de mi adolescencia…

Han pasado los años, muchos, demasiados y sin embargo hoy siete de Noviembre su recuerdo póstumo me acompaña y a pesar del tiempo transcurrido aún puedo sentir su voz que me habla y me siento feliz, por qué?

Porque se que ella a pesar de su ausencia en esta vida me diría que es tiempo de dejar el peso de la nostalgia, de cicatrizar mi corazón herido, de enterrar la pena, la angustia, ser como el bambú, junco o agua.

Soportad la tristeza, la nostalgia y fluir, flexible en armonía hacia donde los vientos me dirija y hallar dentro de mi la verdadera alegría de la vida, la calma la fortaleza que necesito...

Y aunque este aire otoñal me susurra fríos de invierno también es momento de sonreír a la vida, al sol, al viento en este mediodía otoñal, como querría mamá.