Hoy en el jardín, después de la lluvia las hojas de la buganvilla enredándose con el jazmín, brillan a la luz del sol. Es invierno, pero mi pequeño jardín es un canto a la vida...
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Los brotes nuevos del rosal
El plumbago
El romero
El romero
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El espliego
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Laten de nuevo deseosos de abrirse a la vida... Refugiada en la energía que desprende la naturaleza, mi
corazón late despertándose hacia la
primavera... Una primavera con olor a sal y cantos de gaviotas...
La cercanía del mar me enreda entre
caracolas, pensamientos, deseos, emociones...
Y sin saber ni cómo ni por qué
los pensamientos afloran, preguntando preguntas difíciles de contestar...
Si no tuviera emociones, deseos, esperanza... ¿Cómo
sería mi vida...? Sería como la de esas personas que van por el mundo, dejando
tristemente que su cerebro empuje su vida...
Sería demasiado triste, a veces
la mente llega a un punto... Luego hay que seguir... Sumergirse en otras aguas,
zambullirse y seguir buscando...
Entre las
chefleras un pequeño gorrión me observa y calla...
Como yo espera un nuevo día...
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Tu entrada es una bocanada de aire fresco Enca. Ya tenemos aquí la primavera y seguro que tu jardín está el doble de hermoso que hace un mes.
ResponderEliminarme gustó esa reflexión en medio de tan olorosas plantas.
Un abrazo.
La naturaleza siempre es generosa con nosotros... Siempre no da lo mejor de ella para gozo de nuestros sentidos...
ResponderEliminarGracias por tus palabras. Un abrazo
Es cierto lo que dices acerca de la naturaleza y más ahora, en esta primavera renaciente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael.
ResponderEliminarSaludos